¿Qué necesito pagar en un seguro de salud y qué no necesito?

Contratar un seguro de salud puede ser un poco complicado para quienes no conocen bien este tipo de producto. Los precios son muy dispares y, a menudo, no sabemos en qué se diferencian unos de otros. ¿Es el más caro el mejor? No, no necesariamente ya que a veces estamos pagando por muchas cosas que no vamos a usar jamás o por un producto que está orientado a un perfil de cliente muy diferente.

Hace tiempo, los seguros de salud eran todos más o menos parecidos y había muy pocas compañías que los ofrecían. Hoy, hay multitud de compañías de seguros e incluso seguros ofrecidos por hospitales concretos. Pero casi todos permiten al menos tres o cuatro variedades para adaptarse a cada cliente y poder ofrecer un producto adecuado.

No tendrá las mismas necesidades una mujer de veinticinco años, que tal vez están pensando en ser madre, que una persona de cincuenta que tendrá otras prioridades en su mente. Y tampoco es igual un seguro cuando se tiene familia que uno para una persona sola.

Al contratar online seguro privado de salud contamos con la ventaja de que podemos ver con calma y poco a poco qué es exactamente lo que estamos contratando y las opciones que nos dan para adaptar el seguro a nuestras necesidades. Por ejemplo, podemos elegir si queremos un copago alto o bajo. Los seguros con un copago alto son más baratos, pero compensan solo si utilizamos poco los servicios médicos. Nuestra cuota mensual será más económica y cuando utilicemos un médico o realicemos una prueba, pagaremos un poquito más. Hay seguros sin copago, con una cuota alta, que están pensados para quienes tienen frecuentes visitas médicas.

Otro aspecto a tener en cuenta es si queremos o no un seguro de hospitalización. En algunos casos, los hospitales públicos funcionan muy bien y no hay necesidad de pagar por un hospital privado. Otros, pueden querer que en caso de estar ingresados les atienda el cuadro médico que les atiende normalmente en consulta. En este caso, tendrán que optar por la opción de un seguro con hospitalización, que resulta un poco más caro.

Por último, están los seguros adicionales, como el seguro dental, que suele merecer mucho la pena porque abarata mucho el coste de algo que sí que no tiene servicio en la salud pública.