El regalo original 

No es fácil regalar cuando lo tienes que hacer durante muchos años a la misma persona. En ocasiones, parece que ya lo has regalado todo y no sabes hacia dónde tirar, pero creo que existe un truco para conseguir acertar con un regalo. Ya se sabe lo que se dice, lo que cuenta es el detalle, no tanto el regalo en sí. Por eso considero que el truco está en sorprender y no perder de vista los gustos de la persona a la que se va a hacer el regalo.

Después de mucho pensar en qué podía regalar para el último cumpleaños de mi mujer, recordé que, por una u otra razón, nunca le había comprado unos pendientes. Por un lado, no soy muy fan de las joyas y los complementos y no es que mi mujer sea tampoco muy aficionada a ello. Pero hay joyas y joyas.

Por eso visité un espacio especializado en pendientes en Vigo que me habían recomendado. No buscaba algo muy lujoso, al contrario, buscaba algo original. Porque no se trata de que un regalo sea mejor por ser más caro, sino, como digo, se trata de algo singular, que marque la diferencia. Así que estuve viendo el catálogo de este espacio, poniendo especial atención a las piezas más curiosas. 

Sé que a mi mujer le gustan algunos detalles un tanto extravagantes, que parte de su atuendo destaque por alguna razón. Y pese a que no suele apostar por los pendientes, como he dicho, sí que empecé a verla con alguna de las piezas que estaban delante de mí en ese espacio especializado en pendientes en Vigo. A mí, personalmente, me gustaban los pendientes de diseño abstracto y colorido, sin ser muy grandes, pero tampoco pequeños. Así que finalmente dejé como ‘finalistas’ a dos entre los que me tendría que decidir.

Pero sucede a veces que uno es incapaz de decidir y casi que tiene que tirar una moneda al aire. Pero lo que hice fue algo menos azaroso. ¿Por qué no comprar los dos pares de pendientes? Y así fue lo que hice. Y sería un regalo doble, así no habría manera de fallar.