Los orgánicos

Moda o tendencia, ya no hay marcha atrás: los productos orgánicos han llegado para quedarse. Se trata de un sector en importantísimo crecimiento en los países más desarrollados, cuyas sociedades empiezan a adquirir un firme compromiso con el medio ambiente. Un producto orgánico certificado garantiza que durante todo su proceso de elaboración se ha respetado el medio ambiente. Aunque no deja de ser una definición un poco ambigua, es un primer paso para que nuestra alimentación sea más sana y menos agresiva con el entorno.

Y es que la fiebre de muchas personas por la comida sana está empujando al sector alimentario a optimizar la elaboración de sus productos y también a cambiar las estrategias de marketing para atraer a clientes más concienciados. Los ‘orgánicos’ son clientes que acuden al supermercado y prestan especial atención a productos frescos y naturales y que tienen un sexto sentido para localizar las etiquetas de certificación orgánica en productos que van desde el pan de molde a la leche avena calcio.

En la otra cara de la moneda, están los escépticos. Algunas personas dudan de que detrás de esta ‘pose verde y concienciada’ no esté realmente un sector alimentario decidido a cobrar dos veces más por un producto muy similar al ‘no orgánico’. Para convencer a los más escépticos, las instituciones de control alimentario, tanto a nivel nacional como comunitario, se afanan en optimizar sus procesos de control. El objetivo es que todo producto que lleve la etiqueta oficial de producto orgánico, lo sea de verdad.

Pero como decíamos más arriba, no hay marcha atrás. Hace unas semanas, se abría un nuevo supermercado en la misma manzana de mi casa. No es un supermercado cualquier: solo ofrece productos con certificación orgánica. Y es que en este establecimiento no solo podemos encontrar alimentos frescos como fruta y verduras o envasados como tofu o leche avena calcio, sino que también ofrecen productos de higiene, de limpieza, incluso material de oficina…

A estas alturas ya pocos dudan de que, en décadas pasadas, el ser humano ha sido demasiado agresivo con el medio ambiente para abastecerse, y aunque los productos orgánicos no vayan a solucionar el problema, al menos marcan un camino a seguir.