¿Por qué les damos leche a los niños?

El ser humano es un mamífero, es decir, mama de la madre durante los primeros meses de vida. Los nutrientes de la leche son suficientes para el bebé hasta los primeros seis meses de vida, pero esto no quiere decir que no sea muy bueno para los pequeños continuar tomando este alimento tanto tiempo como sea posible.

Muchas madres amamantan a sus hijos como parte de su alimentación durante varios años, es la conocida como lactancia prolongada. Incluso cuando comen todo tipo de alimentos, continúan tomando leche materna para aumentar sus defensas.

Pero no todas las madres pueden permitirse dar de mamar a sus hijos durante gran parte de la infancia. En algunos casos porque su compromiso laboral se lo impide y la leche acaba por desaparecer al no tomarla el niño. También hay madres que, voluntariamente, optan por no seguir dando el pecho o por no darlo en ningún momento usando leches de fórmula.

En otros, simplemente la madre deja de tener leche pasados unos meses. Y es que no todas las mujeres responden igual, incluso cuando el niño sigue mamando con frecuencia. También puede ocurrir que la madre quede embarazada y tenga otro bebé, que tiene que alimentarse exclusivamente con su leche, lo que hace que no quede suficiente para el niño de más edad.

La leche de vaca ha demostrado ser un buen alimento sustitutivo de la leche de la madre para niños que ya han dejado la leche de fórmula. Es muy fuerte para los bebés, pero no para niños que ya tienen su sistema digestivo correctamente desarrollado. Además, suele gustar mucho por lo que es perfecta para ayudarles a crecer correctamente.

El contenido en calcio de la leche les ayuda al desarrollo de los huesos en una edad en la que es muy frecuente dar estirones, lo que hace que el sistema óseo requiera de mucho más calcio que a otras edades. Y, además, contiene otras vitaminas y es una gran fuente de proteínas. Incluso la grasa de la leche es beneficiosa para el niño.

En nuestra sociedad es frecuente que se siga consumiendo leche como parte de la dieta incluso en personas adultas, que la toman en sus desayunos y también para acompañar cafés e infusiones. Somos la única especie que toma leche de adulto, porque somos la única especie que tiene acceso a la leche tras la infancia.